Jose Boschini-Malavassi

Explora el recorrido de Jose Boschini-Malavassi en política, innovación y políticas públicas: ideas y experiencia que impulsan un cambio significativo.

La seguridad alimentaria y la crisis de los fertilizantes.

José Boschini-Malavassi | Reflexión propia

Desde hace varios años atrás, algunos economistas, agro-economistas y agrónomos han venido hablando sobre cuál será la futura crisis social, la cual han denominado la crisis de los fertilizantes. Si bien la crisis sanitaria mundial ha creado una sensación de inseguridad y nos ha generado una ansiedad social, nuestras sociedades no están acostumbradas a sufrir de hambrunas como en el continente africano, donde—lastimosamente—es más común. La seguridad alimentaria es “el acceso físico y económico a suficiente alimento, seguro y nutritivo” (FAO), pero con la guerra en Ucrania, la crisis de los contenedores y el alza inflacionaria en el horizonte de EE. UU. y Europa, la falta de componentes bioquímicos para la fabricación de fertilizantes provocará una hambruna en América Latina jamás vista.

Si bien la última frase de mi introducción al tema resulta un poco fatalista, no podemos ignorar las señales que el mercado nos ha mencionado sobre este tema y la gran contradicción que existe sobre el consumismo y—a su vez—el desperdicio de los alimentos. La definición que nos brinda la FAO sobre la seguridad alimentaria no se cumple para un aproximado de 6.3% de los hogares costarricenses, según datos del INEC sobre las personas que viven bajo pobreza extrema. No cuesta mucho imaginarse un escenario donde los precios comienzan a subir por elementos externos como es la crisis de los fertilizantes y, por ende, los alimentos se encarecen. Para mí es de suma importancia este tema por mi formación académica y por las mentorías que he recibido de mi padre acerca de este tema.

Hace un par de años, participé en el concurso latinoamericano de la RELIAL sobre micropolíticas públicas, en el cual fui el ganador junto a un compañero de carrera. Nuestro artículo “John Galt y la Seguridad Alimentaria: Un pequeño paso, un impacto real” se enfocó en una solución a la crisis de la pandemia para brindar alimentos más frescos y accesibles para las personas de más escasos recursos por medio de políticas públicas municipales que podían ir escalando. Nuestra solución fueron las granjas verticales. Dr. Dickson Despommier, el primer exponente sobre el tema habla en su libro “The Vertical Farm: Feeding the World in the 21st Century”, que ya hemos llegado a un momento de la humanidad en que nuestra producción ha pasado niveles nunca esperados—no como pensaba Malthus—que nos damos el lujo de desperdiciar de la comida. Sin embargo, Despommier menciona que a este paso estamos matando a nuestro planeta. También dice que parte de esta crisis han sido los fertilizantes, cada vez más groseros contra plagas para que las plantas puedan crecer de la mejor manera y producir las cantidades necesarias. Aunque el mundo entero depende de los fertilizantes para todos los cultivos, existen varios que podemos trasladarlos del campo a la ciudad por medio de las granjas verticales, fomentando comunidades sostenibles y la economía circular. 

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El negocio de las granjas verticales es un negocio altamente lucrativo y es 100% bio-consciente. En un artículo que publiqué en la revista estudiantil de INCAE conocida como INCATRAZ: “Los retos de la innovación como política pública en Costa Rica”, vuelvo a tocar el tema como las granjas verticales son una innovación que brindaría un mejor futuro para el país y las personas vulnerables. Estos negocios altamente lucrativos pueden sostener familias enteras en comunidades que se ponen de acuerdo para subsistir e inclusive, como ya se está llevando a cabo en Hong Kong, el primer experimento de la combinación entre la agricultura y la arquitectura, la creación de un edificio de 6 pisos como una granja vertical que llegaría a alimentar a 10mil personas cada mes. Es importante hablar sobre las diferentes soluciones que se pueden crear dentro de nuestras universidades en Latinoamérica, fomentando alianzas público-privadas para la co-creación de espacios que fomenten la economía circular y ayuden a los más vulnerables. Se aproximan tiempos de crisis, de hambruna por la gran dependencia de los fertilizantes. Si bien la ciencia avanza para modificar los cultivos, esta crisis está encima y debemos proteger a nuestros conciudadanos de una manera integral y empática.

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